martes, 19 de mayo de 2009

Último repaso y la preparación inmediata de la prueba

Una vez que hayas estudiado el programa general de la asignatura, es muy conveniente que consideres una serie de consejos que pueden orientar las semanas de estudio inmediatamente anteriores a la prueba

El período inmediatamente anterior a la prueba debe emplearse en un repaso general de la asignatura, siguiendo estos puntos

1. Haz este repaso de modo que te permita fijar los rasgos generales del programa y te familiarice con sus partes menos conocidas. Este debe ser el objetivo de la preparación inmediata para el examen.

2. Elabora o utiliza esquemas, muy breves y claros, de cada autor y de cada época, que te ayudarán a retener en la memoria cuanto sea necesario recordar para la prueba.

3. Empleando los esquemas que has confeccionado, plantea las relaciones más importantes entre los autores y las épocas de la historia de la filosofía. Estas relaciones te permiten insistir en el conocimiento del programa y, lo que es fundamental, te permiten contextualizar adecuadamente cada uno de los autores o temas estudiados.

4. Es importante que ejercites dos aspectos: a) el nivel sincrónico del estudio de cada autor, época, movimiento filosófico en sí mismos; b) el nivel diacrónico, que analiza las relaciones entre autores y épocas.

5. Ejercita bien cada una de las partes del tipo de prueba: en nuestro caso: conceptos, argumentaciones y redacciones.

6. Siempre que ello sea posible —y sobre todo, en el estudio de tipo diacrónico— es conveniente que relaciones algunas de las cuestiones del programa con elementos estudiados en otras asignaturas (física, matemáticas, literatura, historia, arte, etc.) que hagan referencia a los problemas planteados en cada época de la historia de la filosofía. Ello te permite contextualizar adecuadamente lo que estudias y adquirir un hábito de relación que es necesario en los estudios universitarios.


Puedes realizar el último repaso general de un modo rápido, consultando los esquemas que has elaborado, unos pocos días antes de la misma prueba. Ello te permitirá fijar los conceptos esenciales y asegurar lo que aún permanece poco claro.

Es muy importante que acudas al examen suficientemente descansado. El último esfuerzo hecho con prisas y sin ningún método suele ser contraproducente. Procura estar tranquilo antes de la misma prueba. La prueba, en su conjunto, suele ser razonable, como muestra el nivel de aprobados en la misma. Las personas que deben corregir los ejercicios suelen ser, también, personas razonables y con años de experiencia. Muchas veces, la misma tensión acumulada o el nerviosismo ante la prueba te impiden realizar el examen que puedes hacer si has trabajado con método y constancia a lo largo del curso.

domingo, 17 de mayo de 2009

Y ahora selectividad

Os dejo algunos consejos para afrontar la prueba de selectividad.
Hoy la primera pregunta:

LA PREGUNTA CONCEPTUAL.

Las cuestiones conceptuales preguntan por el significado de alguna palabra contenida en el texto. Por lo general los filósofos partiendo del significado común de una palabra le dan un matiz o un uso diferente para explicar alguna parte importante de su filosofía. Muchas veces, incluso crean nuevos significados para conceptos comunes o, incluso inventan conceptos nuevos. Por ejemplo, todos usamos la palabra “idea” pero esta expresión en la filosofía de Platón tiene un significado diferente a ser un “contenido mental” es, para el filósofo ateniense un ser eterno, inmutable, perfecto... etc que habita en un mundo ideal. Cada filosofía reinventa parcialmente el lenguaje.

El objetivo de la pregunta conceptual es que demuestres que eres capaz de entender los distintos lenguajes filosóficos.

Las preguntas conceptuales pueden presentarse de diferentes formas: las más usuales es utilizar fórmulas como “define...” “qué significado tiene en el texto.....”, “explica el significado de....” “describe el término...”, “señala qué quiere decir el autor cuando dice....”. No liarse con la forma de la pregunta porque siempre se pregunta por el significado concreto de un concepto.

Resolución de la cuestión conceptual:
Lo fundamental es siempre basarte en el texto. No todos los textos contienen suficiente información acerca de cierto concepto para contestar la pregunta pero lo que es seguro es que SIEMPRE CONTIENEN INFORMACIÓN VALIOSA. Para detectar la información más relevante puedes llevar a cabo dos operaciones: Subrayar palabras y tratar de buscar:
- La palabra en cuestión: subráyala todas las veces que salga en el texto y trata de identificar a qué se refiere el autor en cada caso.
- Las palabras en las que vamos a utilizar para establecer en significado del concepto: palabras afines, palabras opuestas, metáforas, imágenes y ejemplos.
En un texto por lo general el filósofo utiliza un concepto asociado a otros conceptos, pues bien, son estos conceptos que están asociados a la palabra en cuestión los que nos dicen el significado especial que le da el autor a ese concepto. Trata de buscar por tanto todas las PALABRAS AFINES o relacionadas de algún modo con el concepto propuesto. Además de las palabras afines, busca también las PALABRAS OPUESTAS, es decir, aquellas que el autor marca como contrarias al concepto propuesto o contrarias a los conceptos afines.
Además los filósofos suelen utilizar EJEMPLOS, METÁFORAS E IMÁGENES para ilustrar el nuevo significado que le dan a un concepto. Utilízalos para comprender y explicar el significado del concepto señalando siempre en tu respuesta escrita que son metáforas, ejemplos o imágenes.
¿cómo redactar la respuesta?

1. Indicar en todo momento que el filósofo al que pertenece el texto es el autor de tal significado. Decir o repetir explícitamente el nombre del autor es una manera de atribuir el sentido del término a un lenguaje y a una filosofía particular. Por ejemplo puedes utilizar expresiones como éstas:
— Platón entiende por “Dialéctica” — En este Texto Platón entiende por “dialéctica”... — El autor defiende en este texto que la “dialéctica”...

2. Si además del autor interviene otro punto de vista en el texto, lo que quiere decir que hay más de un sujeto de la enunciación, la respuesta debe ponerlo de manifiesto. Por ejemplo:
— Platón contrapone su concepción de la dialéctica al uso que los políticos los filósofos sofistas hacían de ella...

3. Cada vez que en la redacción de la respuesta utilices información extraída del propio texto, debes hacer referencia a ello, indicando con claridad el lugar (línea, párrafo) en el que te basas. Si copias textualmente alguna expresión (lo que es muy recomendable), debes entrecomillarla. Por ejemplo: — En el segundo párrafo Platón afirma que “...........”

4. El tono general de la respuesta debe ser el de un diccionario que justifica sus definiciones. Por un lado, la redacción no debe pecar de esquemática o excesivamente escueta: en eso se diferencia de un diccionario. Por otro lado, si no argumentas la respuesta, le quedas en afirmaciones dogmáticas. Por ejemplo, no debes escribir tan sólo:
“Para Platón la dialéctica es un buen uso de la argumentación y el dialogo para alcanzar la verdad” debes justificar esto que señalas con argumentos que encuentras en el texto; podríamos añadir: ya que, para el ateniense, los sofistas y sus jóvenes aprendices no hacían más que entregarse a la argumentación con la mera intención de confundir el recto pensar, como es el caso de los “legisladores” a los que alude el filósofo, imagen de los políticos corruptos, o utilizaban la dialéctica como un mero juego de contradicciones sin ninguna intención de llegar a la verdad, como parece señalar cuando se refiere a los jóvenes atenienses aprendices de políticos. Por la contra, Platón hace aparecer a la dialéctica, en el texto, como una actividad sólo realizable desde la mesura, la firmeza, la disciplina y un deseo verdadero de investigación.

5. Exprime toda la información que el texto te aporta, utilizando todas las palabras que has resaltado mediante el subrayado en el texto.

6. Un texto nunca agota los significados de un término. Por ello debes demostrar que, además de entender el texto, conoces el pensamiento de su autor. Una sólida preparación teórica sobre las filosofías de los diversos autores es absolutamente esencial. Pero debes separar la información que obtienes en el texto (a la que le dedicas la primera y más importante parte de la pregunta) de lo que añades respecto de ese concepto que conoces y has estudiado. Para separarlo puedes utilizar expresiones como “por otra Parte Platón afirma acerca de la dialéctica que...” “es importante destacar, aunque no se haga alusión en el texto a esta idea que...”, “Así mismo, Platón en el Banquete señala que...”

sábado, 16 de mayo de 2009

La prueba argumentativa

Teniendo en cuenta que muchos consejos de la pregunta conceptual también valen para las otras os señalo algunas indicaciones para la segunda pregunta:

LA PREGUNTA ARGUMENTATIVA.
El objetivo de la cuestión argumentativa es que demuestres que puedes comprender y analizar minuciosamente un texto. Se trata de que seas capaz de explicar cuál es la tesis que el autor defiende en el texto, y por la cúal se te pregunta, reconstruyendo los argumentos que utiliza para apoyar su postura.
Existen diferentes formas de plantear la cuestión argumentativa; las más comunes son las siguientes:
- Escribe con brevedad la tesis principal del texto que se corresponde con la pregunta.
- Enuncia las ideas principales del texto y las ideas subordinadas a ellas.
- Explica con tus palabras, y sin comentarios personales, las ideas principales del texto y como aparecen relacionadas.
- Muestra la estructura conceptual del texto y los argumentos fundamentales.
- Concluye tu argumentación refrendando o en sentido crítico probando si el autor ha conseguido en ese texto o en el conjunto de su obra sus objetivos argumentativos.

Fijarse en los siguientes aspectos antes de redactar:

Marcar palabras:
 Los sujetos de la enunciación, es decir, los sujetos gramaticales, ya que además del autor en cuestión (Platón, Descartes....) en un texto suelen intervenir otros sujetos (los sofistas, los pitagóricos...) para apoyar las tesis del autor o bien como puntos de vista que son criticados en el texto. En todo caso es esencial atribuir cada predicado al sujeto que le corresponde.
 Las palabras que utiliza el autor para hacer referencia a la argumentación (probar, suponer, concluir, demostrar, afirmar, negar, argumentar...)
 Los conectores argumentativos: son las palabras que introducen una operación argumentativa determinada (así pues, de la misma forma, a causa de, por lo tanto, si suponemos, por ejemplo, como si...). Identificarlos es fundamental para determinar qué es lo que está diciendo el autor y por tanto cuál es la estructura del texto
 Puede ser muy útil diferenciar los distintos párrafos y considerarlos como textos autónomos; así podemos identificar las distintas ideas que expone el autor. Cuando hayamos identificado esto, debemos conectar unos párrafos con otros para comprender la argumentación.

Redacción de la respuesta

Debes indicar que el autor al que pertenece el texto es el autor de las ideas que en el mismo se exponen.
En la pregunta debes mostrar la estructura del texto marcando las partes fundamentales del mismo: el tema, el/los problemas, la tesis y los argumentos que se ofrecen para demostrar la tesis. La presentación de la respuesta debe tener forma de análisis; debes utilizar expresiones que diferencien unas partes de otras y expresen orden (“en primer lugar” “en consecuencia” “como conclusión”,”teniendo en cuanta lo anterior podemos decir”... etc).
Señala además de las ideas que defiende el autor, las ideas que el autor trae al texto para contraponerlas a las suyas (utiliza por tanto más de un sujeto de la argumentación).
Cuando utilices información obtenida del texto indícalo con claridad. Si entresacas fragmentos de texto, ponlos entre comillas e indica el párrafo al que se refiere (como señala Platón en el segundo párrafo “...........”)
Si utilizas información que no has obtenido en el texto señálalo claramente.
Diferencia unos párrafos de otros en tu respuesta. No respondas de corrido, trata de diferenciar las partes de tu respuesta a través de distintos párrafos (puedes diferenciar la introducción, las diferentes partes de la argumentación o las diferentes ideas del texto y la conclusión.

viernes, 15 de mayo de 2009

Y por último la Redacción

LA REDACCIÓN FILOSÓFICA.
A continuación describimos algunas orientaciones que pueden guiar la escritura de una redacción filosófica. A pesar de ser un trabajo muy personal, creemos que es conveniente tener presentes las siguientes indicaciones. La composición o redacción filosófica, propiamente dicha, consta de tres partes bien diferenciadas:
— Introducción. — Desarrollo. — Conclusión.
a) Introducción
1. Partir del problema: Comenzar presentando el problema que se suscita bajo el enunciado de la redacción y que coincide básicamente con el problema del texto. Es muy importante que en la primera parte de la redacción, antes de tomar una postura determinada al respecto, demuestres que sabes de qué se trata el tema propuesto.
2. Contextualizar: a continuación, es importante que contextualices ese problema: significa que deberás saber enmarcarlo dentro de un marco histórico y referirte a las distintas propuestas filosóficas que conozcas al respecto. Lo más útil es que utilices el autor del que se trata en el texto y a partir de él lo confrontes con otras opiniones.
3. Un Plan: Finalmente, es conveniente (aunque no necesario) que establezcas el plan que vas a seguir en el desarrollo de tu redacción para contestar al problema que has enunciado. Se trata del orden en el que vas a plantearte contestar al problema. Si desde el principio dejas claro cual es tu tesis o conclusión acerca del asunto del que tratas, y por dónde vas a ir a la hora de demostrar o dar razones facilitarás la claridad de tu exposición y la corrección por parte del examinador; si le pones difícil al lector saber qué es lo que realmente defiendes, verá el ensayo como un galimatías donde se dicen muchas cosas pero nada claro. Es muy importante que, a veces no trates de ofrecer demasiada información y seas muy claro en lo que aportas.
b) Desarrollo.
En esta parte debes contestar al problema planteado. Tienes, que proceder a analizar lo que está en juego en ese problema, adoptando el punto de vista que te pueda llevar a la conclusión que deseas establecer. En esta exposición es muy conveniente observar las siguientes indicaciones:
1. Si has propuesto una serie de puntos que vas a tratar para responder al problema, respeta ese orden y no te olvides de tratar ninguno.
2. En todo caso es conveniente, cuanto menos, hacer un esquema ( en sucio, que no será entregado o se realizara al final del cuadernillo que os dan en selectividad, que hace de borrador) para no perderse ni acumular contenidos sin orden ni concierto.
3. Debes fijar una tesis sobre el tema propuesto( por ejemplo si el tema fuera la organización política ideal en Platón la tesis podría ser que todos aquellos estados en los que no gobiernan los filósofos ,es decir todos, están mal gobernados). Todos los argumentos y ejemplos que utilices en el desarrollo estarán en función de la tesis que pretendes defender.
4. Diferencia en todo momento quién sostiene lo que tú afirmas. Si adoptas la postura de algún filósofo conocido remárcalo. Sin embargo no es necesario que la tesis que defiendas sea la del autor del texto propuesto. En una redacción pueden ( y hasta deben) aparecer distintos sujetos de la enunciación, es decir, distintos personajes que un momento dado defienden una u otra postura y que habitualmente entran en conflicto. El sujeto de la enunciación puede ser el autor del texto, otros filósofos, una opinión común, un punto de vista defendido como enunciador universal, («nosotros»), un punto de vista totalmente personalizado (yo)... etc.
5.. Utiliza los conectores argumentativos adecuados para indicar la operación que estás llevando a cabo( mostrando ejemplos, señalando razones, deduciendo una conclusión...). Esto le da a tu texto cierta seriedad que será bien valorada.
6. No te “vayas por las ramas”. Céntrate en el tema propuesto y no utilices la redacción como una excusa para mostrar todos tus conocimientos sobre un autor.
7. Utiliza un lenguaje claro y comprensible. Debes ser tu principal crítico/a, recuerda que no puedes cobijarte bajo la excusa de que “ en realidad, lo que quería decir es que...” o “en el fondo se entiende lo que pretendo afirmar”. Por regla general no intentes utilizar frases muy largas con muchas oraciones subordinadas por que puedes acabar construyendo algo sin sentido.
c) Conclusión
La conclusión es básicamente la tesis propuesta apoyada ahora por todos los argumentos que aportas. Tal vez, buscando una mayor claridad tú ya la has propuesto al principio de tu ensayo, si es así, se trata ahora de remarcarla haciendo una breve recapitulación de los argumentos que ofreces. Pero puede que, buscando una mayor apariencia deductiva tu hayas propuesto el texto como un partir de ciertos argumentos y llegar finalmente a una conclusión, en este caso debes hacer lo mismo señalando mucho cuál ha sido la conclusión o tesis ya que el lector no la descubre hasta el final. En este caso debes ser muy claro a la hora de presentar tus deducciones hasta llegar a la conclusión o de lo contrario el lector la mayor parte del texto no sabrá por donde te mueves ni qué pretendes.
Recuerda que la conclusión, sea como sea debe incluir:
1. Un breve resumen o recapitulación de los argumentos que has expuesto en el desarrollo para poder derivar de ellos la conclusión a la que quieres llegar.
2- La conclusión a la que lleva naturalmente la lectura del conjunto del trabajo. Recuerda que la conclusión no tiene por qué estar cerrada, es decir, que no todos los problemas tienen una solución definitiva.
3. Visión contemporánea del problema: debes señalar la comprensión de ese problema en la actualidad, ya que eres tú el que de modo personal asumes que efectivamente se trata de un problema. Si se propone un problema se está suponiendo que no es algo que se ha quedado olvidado como un asunto de la historia de la filosofía; los problemas que se plantean son problemas que aún están por resolver y que tienen sus ejemplos en el mundo contemporáneo; tu debes demostrar que, al respecto has comprendido la información del curso y sabes utilizarla para comprender el mundo en el que vives. De esto se trata de tratar de comprender la problemática de nuestro mundo a través de los distintos problemas que , tradicionalmente plantea la filosofía; trata de buscar ejemplos actuales, la política, la sociedad, la educación actual, la televisión, en todo puedes encontrar ejemplos de una u otra problemática.

jueves, 14 de mayo de 2009

Sugerencias para la realización directa de la prueba

Una vez que estés sentado en tu mesa, con los impresos del examen y comience la prueba de filosofía, debes tener en cuenta las siguientes indicaciones:

1. Lee bien el conjunto de la prueba, de modo que te identifiques con ella y puedas elegir adecuadamente una de las opciones propuestas.

2. Elige siempre la opción en la que puedas mostrar mejor tus conocimien­tos. Puedes elegir la opción que te resulte más cómoda por tu prepara­ción anterior, la que te resulte más familiar y más agradable por el tema propuesto (es decir, aquella opción con la que te identifiques más).

3. Una vez elegida la opción correspondiente, debes identificarte con el conjunto de la prueba, concebida como un todo: el texto y las cuestio­nes forman un conjunto que debes siempre considerar como tal. En ese conjunto es importante tener en cuenta lo que advertíamos en el apartado anterior, es decir, las relaciones entre los problemas planteados en el tex­to y el pensamiento de su autor, entre este filósofo y su época, entre su concepción filosófica y las de otras épocas de la historia de la filosofía. La prueba suele ser siempre un conjunto armónico, y como tal debes con­siderarlo.

4. Debes leer detenidamente el texto y comprender las cuestiones que se te plantean.

5. Antes de responder a las cuestiones, debes pensar la estrategia para su respuesta. Esto es algo que, seguramente, habrás ejercitado ya durante el curso y en el repaso final de la asignatura. Para ello, nada más útil que hacer un breve esquema —puedes emplear parte del papel entregado para confeccionar un sencillo borrador— de las respuestas. Este esquema permitirá que tu respuesta tenga coherencia lógica, lo que es fundamen­tal en cualquier examen de filosofía. Además de contener lo requerido en las preguntas, el esquema debe incluir unos puntos sobre el pensa­miento del autor propuesto, debidamente contextualizado en su momen­to histórico.

6. Una vez iniciada la redacción de la prueba, es conveniente escribir con claridad, estructurando esquemáticamente las respuestas y separando adecuadamente los párrafos, si lo deseas, con indicaciones de apartados mediante letras o números. La respuesta a cada pregunta debe tener una clara secuencia de conceptos, pues es un pequeño ensayo. Puede ser interesante que subrayes algunos de los conceptos o argumentos más significativos — ¡nunca hagas subrayados de colores!— con el fin de fijar la estructura de tu respuesta y orientar la lectura del corrector de tu ejercicio.

7. El modo de expresión escrita tiene mucha importancia, y éste debe ser el adecuado en la redacción de un ensayo. Es conveniente no repetir cole­tillas y frases comunes. Evita siempre el uso de expresiones generales que no significan nada y son un estorbo en el texto. El uso adecuado de las conjunciones y el empleo de las oraciones subordinadas es importante en un examen de filosofía, y debes tenerlo siempre en cuenta. En ocasio­nes, algunos exámenes son ilegibles para el corrector y obtienen una cali­ficación baja por la forma en que están escritos. Recuerda que, por mucho que se hayan estudiado los temas del programa, debes saber transmitirlos de una forma adecuada. No basta con conocer el programa; es necesario poder expresar con claridad y coherencia las respuestas.

8. En una prueba de filosofía, la argumentación y el análisis de argumentos es muy importante. Debes procurar que tu examen tenga una adecuada estructura lógica y que las ideas principales del mismo tengan una se­cuencia argumental. Las opiniones personales y las conexiones diacróni­cas que puedas realizar han de estar siempre fundamentadas en un conocimiento suficiente de la historia de la filosofía y de los problemas, tratados. Evita formular opiniones personales sin que estén suficiente­mente argumentadas.

En cualquier caso, es importante tener en cuenta que la prueba de filosofía es una prueba de madurez universitaria. Ello supone un conocimiento ge­neral, adecuadamente fundamentado, y la capacidad de responder con argu­mentos suficientes. Esto excede el conocimiento escueto de un programa. Tenlo siempre presente.

martes, 12 de mayo de 2009

Errores más comunes: lo que nunca debes hacer en el examen de selectividad

Añado una serie de errores comunes que deben evitarse siempre en la redac­ción de la prueba de filosofía:

_. Presencia de faltas de ortografía.

_. Un incorrecto estilo de expresión, sin emplear adecuadamente los signos de puntuación y los acentos.

_. Escribir incorrectamente el nombre de los filósofos mencionados. Si no se tiene la seguridad de hacerlo bien, es mejor no escribirlos.

_. Repetir mecánicamente un esquema o un concepto aprendido de memoria. Siempre hay que dar un tono personal al examen y mostrar que se ha aprendido con la adecuada madurez.

_. Emplear expresiones sin contenido. Si no se conoce bien la respuesta a una cuestión, es mejor ser muy escueto, indicar lo que se sabe y procurar resolver la situación empleando paralelismos o relaciones con otros auto­res o épocas.

_. Confundir fechas, conceptos o autores. Si no estás seguro de algo, es me­jor no escribir lo que es objeto de duda. No hay nada peor que confundir una fecha, un autor o adscribir una teoría o un concepto a un filósofo equi­vocado.

_. Evitar siempre las vaguedades que nada quieren decir. Es mejor ser escue­to y escribir lo fundamental que ir realizando inútiles rodeos que predis­ponen en contra al corrector y no hacen sino mostrar que no conoces lo preguntado.

_. No mezcles nunca conceptos y procura responder con exactitud a las cues­tiones. Las relaciones que establezcas entre conceptos, entre diferentes autores o entre distintas épocas deben estar bien fundamentadas; si no es­tás seguro de ellas, es mejor que no las incluyas.